Pinturas COLORÍN y la artista Romina Castiñeira enriquecerán el Museo Caraffa

El arte se manifiesta en múltiples formas, creaciones, intervenciones y abstracciones. El color se expresa a través de estas obras, vibrante y desafiante, con identidad propia y un mensaje claro que el artista imprime de manera única. Pinturas COLORÍN, de Grupo Disal, se enorgullece en acompañar el proceso creativo de esta referente provincial y aportará diversos productos para la realización de su obra; de su visión plasmada en el plano real. Además, una vez finalizada, esta obra será una de las nuevas atracciones que el Museo Caraffa presentará para fines de año.
Con una trayectoria que se remonta a más de 70 años dedicados a la fabricación y distribución de pinturas para el hogar, obra y automotor, Colorín – ahora parte de Grupo Disal – apoya la creación artística, el arte en sus más variadas formas y acompaña a quienes ven en el color una forma de expresarse. En tal sentido, en esta oportunidad entregará toda la pintura necesaria para plasmar su obra.

Romina Castiñeira es una reconocida artista plástica cordobesa quien, además, es la flamante ganadora el Premio Escultura Olmos-CIMCC, que otorga Patio Olmos y la CIMCC (Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba). El proyecto que resultó ganador –

Zona virtual –

consiste en la confección de una escultura que se instalará en el patio del Museo Caraffa, uno de los museos más importantes de la Argentina. La obra se presentará finalizada el 13 de Diciembre y pasará a formar parte de la colección provincial.

Zona virtual

es un proyecto diseñado por ella y pensado específicamente para el patio del Museo Caraffa. Se creó para ese contexto y en función del uso que se da a ese lugar. Asimismo, se considera una oportunidad para producir una obra en el espacio público. Sobre todo, porque Romina se interesa por la espacialidad y la experiencia sensorial de quienes vivencian la obra. Es como una escenografía urbana, comprendiendo esto como los espacios que las personas habitan.

“Desde 2012 estoy estudiando y produciendo esculturas que son espacios para ser vividos, imaginándolos como un lugar de encuentro y en ocasiones como sitios de referencia. Decidí observar cómo funciona el espacio vacío en las esculturas. ¿Dónde contienen espacio vacío las esculturas? ¿Adentro o afuera?”

sostiene la artista.

El proyecto se propone como una sugerencia inconclusa de líneas en el paisaje, permitiendo la libre circulación y exacerbando la condición espacial del adentro y del afuera para que las personas tengan una experiencia interior-exterior. También explora lógicas arquitectónicas ya que es un espacio habitable. Genera una cierta condición de cobijo, de límite, de estar adentro-afuera y de habitabilidad.

La obra también trabaja sobre otros principios como la natural tendencia de la percepción humana a completar formas, ya que en rigor la obra no es un cubo sino partes de él.

“De manera física recrea una geometría dispuesta en el espacio típica de las construcciones virtuales características de los proyectos arquitectónicos. Es el espacio virtual hecho analógico. Como un dibujo virtual que define el espacio”.