El ladrillo que jubila al aire acondicionado: refresca la casa rápidamente usando agua y sin necesidad de electricidad:
Se trata de Cool Brick, un innovador ladrillo cerámico tridimensional que fue diseñado para enfriar de forma natural los edificios y que, gracias a su diseño, favorece la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El proyecto Cool Brick nació en 2015 de la mano de los diseñadores estadounidenses Virginia San Fratello y Ronald Rael, quienes destacan de este invento tanto su función refrigerante como su diseño modular.
La clave de este ladrillo cerámico es que basa su principio en un mecanismo milenario: el enfriamiento por evaporación, que ya se utilizaba en el 2.500 a.C. Un proceso que consiste en hacer pasar aire caliente a través de una superficie húmeda.
Con esto se provoca una evaporación que reduce la temperatura ambiente. En el caso del ladrillo Cool Brick se ha modernizado esta técnica al contar con una estructura cerámica porosa que es capaz de absorber agua.
De esta manera, cuando el aire caliente cruza su entramado, el agua contenida en los microporos se evapora para generar así una corriente de aire más fresca en el interior de un edificio, haciendo que se enfríe rápidamente. Un invento que, además, no requiere ni de electricidad ni de ventilación mecánica.
Un ladrillo modular
Además de su función refrigerante, este revolucionario material ideado por los diseñadores estadounidenses destaca por su diseño modular. Cool Brick es un ladrillo cerámico impreso en 3D que se fija con mortero.
Cuando están ensamblados formando un muro, cada uno de estos ladrillos absorbe el agua como una esponja y están diseñados como “una red tridimensional” que permite el paso del aire a través de la pared, según explican sus creadores.
A medida que el aire circula a través del ladrillo impreso en 3D, el agua contenida en los microporos de la cerámica se evapora, aportando aire fresco al interior y reduciendo la temperatura mediante el ya mencionado principio de refrigeración por evaporación.
Otra de las claves de este ladrillo es que se puede apilar para formar una pantalla y la celosía 3D crea una “unión sólida al colocarse en el mortero”. Los diseñadores destacan que la forma de Cool Brick genera igualmente una superficie sombreada en el muro.
Una sombra que mantiene gran parte de la superficie del muro fresca y protegida del sol, “mejorando así su rendimiento”. Cool Brick ofrece otra serie de ventajas. Por ejemplo, al fabricarse mediante impresión 3D, hace posible una producción rápida y económica.
Evita la necesidad de moldes y encofrados, y este proceso reduce igualmente los residuos de construcción; incluso favorece un enfoque sostenible, acorde con las exigencias medioambientales actuales.
Asimismo, sus creadores indican que la cerámica porosa de estos ladrillos impresos en 3D es especialmente adecuada para regiones cálidas y secas como Oriente Medio, Australia Occidental o ciertas zonas de África.
Unos entornos donde el aire acondicionado suele ser indispensable y en los que esta tecnología se presenta como una interesante alternativa ecológica y económica, siendo capaz de mantener una temperatura interior agradable sin sistemas de alto consumo energético.
Cool Brick también mejora la eficiencia térmica y la calidad ambiental de los edificios sin aumentar los costes de mantenimiento. Al estar hechos de cerámica porosa e impresión 3D, requieren pocos cuidados y ayudan a mantener la humedad interior, aumentando la durabilidad y el ahorro energético.
Además, su diseño modular facilita la integración en proyectos de arquitectura contemporánea, permitiendo crear fachadas decorativas y funcionales. Mientras que la impresión 3D posibilita adaptar la forma del ladrillo a cada proyecto.
Con Cool Brick, los diseñadores han demostrado cómo una técnica ancestral se puede reinterpretar para hacer frente a los desafíos contemporáneos, llegando incluso a poder convertirse en un futuro no muy lejano en un elemento clave de la arquitectura sostenible.